domingo, 24 de julio de 2011

Un rockero en bicicleta

David Byrne
“David Byrne disfruta de los numerosos sabores de lo urbano; el anonimato que permiten las grandes concentraciones y la intimidad de ciertos barrios. Observar una ciudad, involucrarse en ella es uno de los grandes gozos de la vida”.


Corría la efervescencia de los años 70. Inglaterra veía convertir el grito de sus estudiantes y sus obreros aporreados en punk, un género que, agresivo, se olvidaba de virtuosismos musicales y se comprometía más con subculturas urbanas. En 1974 aparecieron en esa escena que construían con ronquidos Blondie, Television y Los Ramones, y unos nuevos, los Talking Heads. Tres alumnos de la respetada escuela de Diseño Rhode Island, de Estados Unidos, se juntaban para retomar los movimientos sonoros británicos, pero esta vez con tonos del funk, con sonidos de latitudes extrañas como Brasil o África, y con intención de darles forma a unos nuevos modos musicales que fueron bautizados como New Wave. (Nueva Ola).

El escocés David Byrne (1952) fue el guitarrista y voz líder de este grupo, que entre 1974 y 1991 tuvo ocho álbumes y éxitos que aún suenan, como Psycho killer y Take me to the river. Byrne dejó sus andanzas de estrella del rock, ya ostentando el reconocimiento de ser uno de los precursores del World Music, y para capitalizar dicha hazaña se convirtió luego en el director del sello discográfico Luaka Bop, con el que afianzó esa vena de descubridor y viajó por lugares exóticos para grabar sus ritmos.

Quizá fueron esos viajes musicales los que lo llevaron a una nueva pasión: la bicicleta. El músico se convirtió con los años en un activista despojado de aires “mamertos” y más bien ha tratado de emparentar su causa —popularizar el uso de bicicletas por todo el mundo— con la música y con nuevas narrativas . En Nueva York es ya casi parte del paisaje urbano, siempre un turista puede cruzarse por una calle de Lower East Side a David Byrne muy bien vestido y pedaleando.

Sus múltiples vagabunderías, acompañadas siempre de guitarra y bicicleta, lo llevaron a crear un diario de viaje en el que anotó reflexiones sobre la movilidad urbana y las experiencias dramáticamente diferentes de vivir una ciudad como turista desde una bicicleta y desde un taxi. “Recuerdo estar en São Paulo de paseo y estar atorado en una avenida abarrotada de carros y tener la conciencia de que por más de que la recorriera, algo se me estaba escapando, algo de su esencia se perdía en ese discurrir de trancón en trancón. Luego volví y tuve la oportunidad de recorrerla en bicicleta y puedo decir que con tan solo dos días de recorrerla tuve la sensación de tener un mapa de esa ciudad, ahora sabía cómo olían y cómo se veían en detalle algunos vecindarios, además de reconocer qué bares, restaurantes, negocios había en cada acera”, cuenta Byrne unos días antes de llegar a Colombia para participar en un foro de movilidad y ciudadanía, el sábado 23 de julio en el Centro Cultural Gabriel García Márquez.

“Como en muchos otros lugares, yo soy casi el único que anda en bicicleta. Una vez más, sospecho que el estatus puede ser una buena razón para explicar esto; andar en bicicleta implica pobreza en muchos países. Pedaleo en Las Vegas y me dicen que las únicas otras personas en bicicleta allí son aquellas que lo perdieron todo apostando. Ellos perdieron empleos, familias, casas y, supongo —el último insulto para un norteamericano— sus automóviles”, escribe el músico en un apartado de Diarios de bicicleta, libro de postales urbanas que ha concentrado todas las reflexiones suscitadas en compañía de su infaltable bicicleta.

En su periplo, que lo llevará por nueve ciudades de Latinoamérica recorriendo calles empinadas, puentes olorosos que sirven de acomodo para muchos sin casa, avenidas floridas y tiendas típicas en donde siempre tendrá la oportunidad de refrescarse y probar alguna delicia local, Byrne viene promoviendo acciones concretas. Sugiere que los institutos de políticas para el transporte y el desarrollo de cada ciudad destinen el 5% del presupuesto que se asigna para el transporte urbano en el uso de bicicletas. “Quizás las bicicletas no son ideales para todas las ciudades, pero este puede ser un modesto comienzo, empezar a pensar en las posibilidades de darle viabilidad a andar en bici en las ciudades. El alcalde de Buenos Aires recientemente ha aprobado esta medida y creo que esto representará un gran paso para la ciudad”, explica Byrne, quien asegura que no está solo en esto: “Ha habido un cambio en la sensibilidad y en la actitud en muchas partes del mundo y es justo ahora un gran momento para impulsar nuevas actitudes y oportunidades al respecto. No soy un innovador en estos temas, en realidad estoy simplemente expresando y replicando lo que muchos otros están hacienda y sintiendo frente a la posibilidad de poder vivir de otras maneras en nuestras ciudades. Vengo a Colombia, más que a dar un mensaje, a aprender de sus experiencias”.

Via : elespectador.com

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