sábado, 23 de julio de 2011

Amy Winehouse, una estrella que se apaga muy temprano

Una hora más tarde de lo planeado, la cantante de soul aparece en el escenario de la antigua Fortaleza de Belgrado con un vestido amarillo diminuto que no llama la atención tanto como su estado: necesita ayuda para mantenerse en pie y no recuerda la letra de sus canciones. Está desafinada, pero intenta cantar con una valiente banda que se mantiene firme y toca cada tema del repertorio a pesar del patético espectáculo. Tropieza, deja caer el micrófono y se marcha. Los más de 20.000 fanáticos no la toleran más, la abuchean y se sienten estafados.

Ese sábado 18 de junio del 2011 se dan cuenta de que la rehabilitación no funcionó. Winehouse está perdida en el vicio, tal y como lo predijo el mánager Nick Godwyn, quien descubrió a la cantante inglesa de familia judía. "Necesita hacer una pausa en su carrera para solucionar sus problemas personales", recomendó en el diario 'The Sun', en el 2008. "Lo que está sucediendo no es agradable. Ella se ve infeliz... y las personas hablan sobre cómo su talento se desperdicia", añadió.

Otra cosa pensaba cuando le hizo una audición, a los 16 años. La niña vivía en el suburbio East Finchley (Londres) y había cultivado una potente voz en la National Youth Jazz Orchestra. "Era increíble. Conocía bien la vieja escuela y el hip-hop. Era rellenita, tenía fuerza y un estilo único", dijo.


Su voz gruesa y afinada le abrió las puertas de la fama en Miami, donde le dio vida a Frank, su primer álbum, con la disquera Island Records.

A los 20 años vivía sola en una casa en Camden, capital del rock alternativo de Gran Bretaña. Allí conoció al cantante Blake Fielder-Civil, que se convirtió en su marido. Con él expandió las fronteras de las drogas. Los esposos estuvieron en tribunales varias veces -no precisamente por sus peleas conyugales, que a veces terminaban en golpizas-, sino porque fueron acusados de posesión de droga y de propiciar trifulcas.

En el 2007, por primera vez, la cantante tuvo que ingresar a una clínica y dejó de lado sus presentaciones en Noruega y Dinamarca. El 'Daily Mirror' aseguró que la joven, de 24 años, llegó a urgencias después de "desmayarse en su casa a consecuencia de una presunta juerga de drogas y alcohol". En Internet circuló el rumor de un intento de suicidio debido a un momento difícil con su pareja. En adelante, se volvió recurrente el tema. El periódico 'The Sun' publicó que ella se fumaba a la semana el equivalente a 200 libras de marihuana (unos 762.000 pesos).

Según dijo Blake, dos años antes de su separación (ocurrida en el 2009) tuvo que darle respiración boca a boca para que no muriera después de pasar tres días combinando cocaína, alcohol y heroína. En ese momento, la cantante decía abiertamente: "Necesito tener problemas para sentir mi fuerza creativa".

El único rastro que queda de aquel amor es el tatuaje con el nombre de Blake que Winehouse tiene en su pecho.

De vuelta a la vida pública
Parecía que su estado físico les daba la razón a los medios, pues tenía seis tallas menos que la primera vez que la vio el público y su rostro se veía demacrado. Sin embargo, sus fanáticos querían escuchar su música.

No decepcionó y en el 2006 compartió 10 letras oscuras que compuso en el que es su álbum más exitoso, Back to black, con el que ganó 5 premios Grammy, que no recibió en la gala pues le negaron la visa de Estados Unidos por sus problemas con el crack.

Su exitoso sencillo Rehab era una predicción: "Ellos tratan de que vaya a rehabilitación, pero yo digo no, no, no".

Nada era suficiente, ni siquiera hacer públicos sus desórdenes alimenticios ni sus excesos, como las 47 botellas de whisky que pedía por espectáculo. Su vida personal se convertía en una pesadilla pública y la diva crecía con un inconfundible tono de voz contralto. En el 2008 la crítica la comenzó a llamar 'la mayor representante del soul moderno'. Ese mismo año, un desmayo revela que padece un enfisema pulmonar, se le dificulta respirar y debe ser internada en un hospital. "Probablemente, el problema es una consecuencia del consumo desmedido de crack y cigarrillos", dijo en su momento el padre de la artista, Match Winehouse, ex taxista de profesión.

"Soy mucho más sana ahora. No he usado drogas en casi tres años. Literalmente me desperté un día y me dije: no quiero hacer esto más", afirmó la cantante el año pasado. Un alivio para su familia y sus seguidores que no duró mucho. A sus 27 años, en mayo de este año, ingresó a rehabilitación en la clínica Priory, de Londres, por problemas con el alcohol.

'Rehabilitada' estaba en su más reciente concierto en Belgrado, pero parecía no encontrarse en el escenario. Se comportó como una adicta. Otra vez, carne de cañón para los medios, pues canceló su gira por Europa. Y su público no quiere que se convierta en un Elvis Presley o Kurt Cobain. Solo anhelan que la voz de Winehouse se escuche en su tercer disco.

¡Larga vida para la polémica diva del soul!

Gritos de madre a 'diva'
Janis, la madre de Winehouse, ha hablado varias veces del problema de su hija. Pensó que no estaría viva a los 25 años y pidió que sus fanáticos dejaran de comprar sus discos, pues Amy se gastaba todo el dinero en drogas. En una supuesta carta a un periódico británico, le decía a su hija: "La fama temprana te ha sobrepasado, te ha mareado y confundido. Por un momento, olvida que eres una superestrella. También eres joven y vulnerable, no más fuerte que el resto de nosotros".

Opiniones
Julio Correal, empresario de conciertos
Hay artistas a los que les afecta la fama y no son capaces de manejar el monstruo que han creado. Esa es Amy. El público no perdona esas cosas, se ganará el rechazo de la gente.

Manolo Bellon, locutor y crítico musical
La adicción es bastante notable en figuras públicas -son ejemplos para seguir-. Es el mismo caso de Janis Joplin; aunque pedir que sean modelos es absurdo. Amy es muy talentosa, así que te imaginas lo que podría hacer si fuera consciente de sus actos. Mientras están en rehabilitación se desconectan y el mundo real cambia, así que volver al juego no es nada fácil.

Camilo Pombo, melómano y locutor
Ningún artista debe depender de nada para subirse a un escenario. Lo que deben meterse en la cabeza es que arriba todo se magnifica: dos tragos se vuelven cuatro. Amy es muy talentosa y es una lástima que esté rodeada de malas compañías.

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